Mitos y Verdades

La DA es una enfermedad contagiosa

Mito. La DA no es una enfermedad contagiosa.
Es una condición inflamatoria de la piel, es decir por múltiples factores que facilitan una barrera alterada y la exposición a algunos factores ambientales, pueden generar una piel seca y que se irrita fácilmente.

La DA es una enfermedad que no tiene tratamiento.

Mito. Hoy en día existen múltiples tratamientos disponibles, con los cuales el objetivo es disminuir al mínimo las molestias del paciente e intentar mantener la piel libre de lesiones y picazón.

Si tengo D.A., debo evitar el sol.

Mito. Si tiene Da necesitas tomar las mismas precauciones en términos de fotoprotección que un paciente sin DA. .

Si tengo DA, mis hijos la heredarán sí o sí.

Mito. La DA tiene un componente hereditario, pero no necesariamente se van a ver afectados todos los hijos.

La DA es una enfermedad psicológica.

Mito. El estrés emocional puede favorecer los brotes en una DA, pero es una condición multifactorial en la que se involucran genes y medio ambiente.

La actividad física empeora las lesiones.

Mito. El ejercicio físico es beneficioso para pacientes con D.A ya que disminuye el estrés, regula el peso corporal, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, si se presentan molestias, se debe consultar inmediatamente.

La DA es una enfermedad estética que afecta solamente la piel.

Mito. La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, que se caracteriza por lesiones eccematosas de distribución característica, piel seca y picor intenso. La DA es benigna, pero puede llegar a alterar mucho la calidad de vida. Actividades como el sueño, trabajo y estudios se ven afectadas.
El curso fluctuante de la enfermedad hace que períodos libres de síntomas sean precedidos de exacerbaciones de la enfermedad más o menos intensas.
Se trata de una enfermedad bien definida por los síntomas clínicos, que hasta en un 80% de los casos se asocian a enfermedades atópicas (asma bronquial y rinoconjuntivitis), y en la que intervienen tanto factores constitucionales —como una mayor sensibilidad inmunitaria y alteraciones genéticas—, como multitud de factores de exposición que ayudan a mantener y exacerbar los síntomas. En algunos casos (no en todos) es posible demostrar la existencia de una alergia a uno o varios alimentos o a otros alérgenos (ácaros del polvo doméstico, epitelios de animales, etc.). Sin embargo, en un 16-25% de las DA no se hallan enfermedades atópicas y tienen niveles bajos de IgE. En este caso, hablaremos de síndrome de dermatitis/eccema atópico no alérgico (nonallergic AEDS).